El Hogar está ubicado en Krishnapperi, cuyo nombre nativo original era Krishnapuri, una aldea de tamaño mediano con un total de 223 familias. Ubicada en Sivakasi Block en el distrito de Virudhunagar del estado de Tamil Nadu, India, se encuentra a 11 km de Sivakasi y a 561 km de la capital del estado Chennai.  Según la constitución de la India y la Ley Panchyati Raaj, la aldea de Krishnaperi es administrada por Sarpanch (Jefe de la aldea), quien es elegido representante de la aldea. 

La aldea tiene una población de 776 habitantes, de los cuales 390 son hombres y 386 son mujeres según el censo de 2011.  La población de niños de 0 a 6 años es de 90, lo que representa el 11,60 % de la población total de la aldea, aunque el pueblo de Krishnaperi tiene una tasa de alfabetización más baja en comparación con Tamil Nadu.

En 2011, la tasa de alfabetización de la aldea de Krishnaperi fue del 76,68 % en comparación con el 80,09 % de Tamil Nadu. En Krishnaperi, la alfabetización masculina se sitúa en el 88,53 %, mientras que la tasa de alfabetización femenina fue del 65,03 %. Esto hace que sea esencial mejorar la educación de la infancia, pues es la principal herramienta de cambio de las sociedades que permite mejorar la calidad de vida de todas las personas  y familias. 

En el corazón de esta zona rural del sur de la India, St. Paul Boys Home se alza como un refugio de esperanza para decenas de niños. Situado en una parcela de más de una hectárea, este hogar ha sido construido pensando en el bienestar integral de los menores. El espacio cuenta con dormitorios amplios que pueden alojar hasta 25 chicos por habitación, una sala de estudio equipada con escritorios individuales para fomentar la concentración, y un comedor donde disfrutan de comidas nutritivas y reconfortantes. También hay áreas dedicadas a la actividad física y el juego, esenciales para su desarrollo físico y emocional.

Los chicos que viven aquí provienen de unas 20 aldeas cercanas, donde la mayoría de las familias subsisten como agricultores, albañiles o jornaleros en fábricas locales. La pobreza es una constante, y muchos padres, obligados por las circunstancias, regresan tarde de sus trabajos, sin poder supervisar a sus hijos ni ofrecerles un entorno estable para estudiar.

Esto deja a muchos niños vulnerables a la desatención, el abandono escolar y, en algunos casos, expuestos a malos hábitos. Es habitual que los adolescentes abandonen la escuela para ganar dinero, ingresando prematuramente al mundo laboral con una formación mínima y perpetuando el ciclo de pobreza.

Por eso, St. Paul Boys Home no es solo un lugar donde dormir y comer. Es un espacio seguro de prevención, educación y oportunidad. Aquí, los niños no solo reciben apoyo académico, sino también acompañamiento humano y espiritual. Casas como esta son fundamentales para que los estudiantes permanezcan en la escuela, desarrollen su potencial y vislumbren un futuro diferente.

Y esta precisamente es la esencia del proyecto: transformar vidas a través de la educación, la dignidad y el amor.