[helpme_fancy_title style=»avantgarde» tag_name=»h3″ size=»21″ line_height=»24″ color=»#782516″ font_weight=»inherit» letter_spacing=»0″ font_family=»none» margin_bottom=»10″ align=»center»]¿Quiénes viven en el centro residencial de Santa María del Parral?
Son demasiados los casos en los que mujeres se ven obligadas a abandonar el hogar familiar con sus hijos de la mano por temas de malos tratos, inmigración o fuerte inestabilidad en su vida. Algunas deciden darle un giro a su vida y abandonar la situación que las va consumiendo pero, ¿a dónde pueden acudir? ¿Cómo van a sacar a sus niños adelante? En 1985 se suscribió un convenio entre la Fundación Sociedad Protectora de los Niños y Cáritas Diocesana de Madrid con el objetivo de gestionar una vía de esperanza para estas mujeres: el centro residencial de atención al menor y a su familia de Santa María del Parral en Aravaca.
Hoy, este residencial acoge a 38 familias monoparentales de distintas nacionalidades con la que trabajan el desarrollo y protección de la persona, especialmente del menor, facilitando la convivencia familiar, generando vínculos y responsabilidades compartidas. Los niños, además de ir diariamente al colegio y hacer sus deberes, tienen diversas actividades en el residencial, como arteterapia o psicomotricidad, donde aprenden a canalizar sus emociones y sensibilidad. Por otro lado, las mamás también asisten a talleres donde desarrollan nuevas habilidades y trabajan el empoderamiento de la mujer: practican deporte, expresan sus sentimientos a través del arte, aprenden hábitos de alimentación saludables, cómo gestionar la economía doméstica e, incluso, les imparten un taller de yoga, un espacio para relajarse y trabajar su cuerpo y mente. Los fines de semana tienen actividades para toda la familia, como obras de teatro, con las que todos se lo pasan en grande y desconectan de la semana.
Es un proyecto con un trasfondo muy intenso, porque aunque es maravilloso cómo estas familias poco a poco aprenden a salir adelante de forma independiente, las historias que les han llevado al centro residencial del Parral son muy duras. Por supuesto, su día a día no se reduce a talleres de yoga y arte, ya que muchas aún están intentando tramitar su divorcio y gestiones burocráticas varias necesarias para poder forma parte de este proyecto. Cada día es una lucha por conseguir su independencia como mujer y educar a sus hijos, superando las circunstancias que les ha tocado vivir, pero en la mayoría de los casos lo consiguen gracias a su esfuerzo constante y el equipo de profesionales que les guían en este camino.