[helpme_fancy_title style=»avantgarde» tag_name=»h3″ size=»21″ line_height=»24″ color=»#782516″ font_weight=»inherit» letter_spacing=»0″ font_family=»none» margin_bottom=»10″ align=»center»]Creando un nuevo mundo de sabores y vitaminas
La alimentación condiciona no solo el bienestar físico inmediato, sino también las capacidades personales del futuro y, en consecuencia, el desarrollo social. El valle de Angar-Guten, en Etiopía, alterna temporada de lluvias de cinco meses con temporadas de sequía de siete meses. Los cultivos prácticamente únicos son el maíz, el teff (un cereal de grano muy pequeño) y el resultado de una alimentación basada casi exclusivamente en el cereal provoca una carencia vitamínica muy fuerte, que deriva en la aparición de múltiples enfermedades, que no pueden ser atendidas dadas las deficiencias del sistema sanitario. Por eso la introducción de nuevos alimentos ricos en vitaminas equivale a la creación de un nuevo mundo.
Uno de los trabajos más gratificantes de las misioneras es transformar la base alimentaria mediante la introducción de nuevos alimentos, la enseñanza de su producción y luego preparación, y la construcción de pozos imprescindibles para que la época de sequía sea también productiva, permitiendo el cultivo de nuevas plantas. Adriana (a la derecha en la foto, inspeccionando la cosecha de cacahuetes) es la encargada de esta tarea. Por su iniciativa se están introduciendo plantas oriundas no solo de su México natal, sino también de Europa, con un gran éxito de aclimatación. Filantro, tomate verde, chayote, maíz azul, jicama, amaranto, papaya, berenjena, calabacín, cebolla, etc., serán en poco tiempo una fuente de buena alimentación para los habitantes de la zona.
La aceptación de los nuevos sabores tiene unos actores especiales: los niños. Mostrando en casa su gusto por los nuevos frutos, rompen las barreras culturales que llevan a los mayores a rechazar de principio las novedades.
Si queréis saber más, aquí os dejamos un video emocionante sobre el tema.