[helpme_fancy_title style=»avantgarde» tag_name=»h3″ size=»21″ line_height=»24″ color=»#782516″ font_weight=»inherit» letter_spacing=»0″ font_family=»none» margin_bottom=»10″ align=»center»]El Consejo de Ancianos:
resolviendo los problemas del día a día en Etiopía
El Consejo de Ancianos de Andode reúne a las personas mayores del pueblo, mayoritariamente mujeres, y tiene como finalidad resolver los conflictos que surgen en la convivencia y en los tratos sociales. Estos conflictos pueden ser tanto problemas familiares como problemas relacionados con la economía, el día a día del pueblo, el ganado, el destrozo de huertos, etc.
Solamente cuando el Consejo es incapaz de resolver el conflicto o no se acepta su opinión por alguno de los litigantes, lo cual no es habitual, se acude a las autoridades civiles, que acuden con frecuencia a unas leyes que no están hechas para la realidad de los pueblos y que se aplican de modo subjetivo, por lo que la gran mayoría de los problemas son preferiblemente resueltos en el Consejo. Las leyes oficiales son a veces más “progresistas” (en el sentido europeo), pero no siempre resuelven esos problemas de convivencia que requieren cercanía para su correcta consideración. Por eso los Consejos siguen funcionando bien todo el país.
Durante nuestro viaje, nos invitaron a una sesión del Consejo, que se celebró en la “sombra” de la aldea. Comienzan la sesión rezando por nosotros, nuestras familias, el trabajo, la salud, el viaje, etc. Cada uno expresa su deseo en voz alta, y todos responden Amén. Me emociona esta expresión de buena voluntad y siento nuestra pobreza a la hora de manifestar nuestro interés por los demás.
Les habíamos llevado una gran bolsa de chuches, auténticas delicatessen para este grupo de encantadores y venerables ancianos, de modo que entre rondas de café y chuches, supimos las inquietudes del pueblo por las cuestiones sanitarias y los jóvenes que se iban del pueblo. También la preocupación de una madre de casi ochenta años por lo que sería de su hijo, de más de cincuenta años, cuando ella se muriera.
Después de esta experiencia, nos quedamos con estas emocionantes palabras dijo uno de ellos de la labor de las misioneras:
“Antes vivíamos en la oscuridad. Pero desde que llegaron las misioneras aquí, tenemos luz en nuestras vidas. Nuestros nietos son unos privilegiados. Porque cuando están enfermos tienen un lugar donde poder ser tratados y una guardería, donde aprenden y comen cada día”.