[helpme_fancy_title style=»avantgarde» tag_name=»h3″ size=»21″ line_height=»24″ color=»#782516″ font_weight=»inherit» letter_spacing=»0″ font_family=»none» margin_bottom=»10″ align=»center»]Las carreteras de Etiopía

Las carreteras etíopes de los últimos años han sido construidas por los chinos, al igual que en otros países africanos, a cambio de concesiones de tierras, de bosques mineras. Una ruta importante es la que va de Addis Abeba a Sudan del Sur. Solamente la mitad de la distancia está asfaltada, pero sin que se haya realizado el firme adecuado, por lo que con las lluvias y el tráfico los socavones se forman continuamente. Las cuadrillas de jóvenes hacen de arregladores de la carretera, pero lo que realmente quieren es que les des una propina por el servicio que están haciendo. Si no les das algo, te expones a que te tiren piedras al coche. Algo parecido a los limpiaparabrisas de nuestros semáforos.

La ruta desde Addis Abeba a Andode, unos 400 km, lleva normalmente entre 10 y 12 horas, un día sin lluvia y sin demasiados mercados en los pueblos por donde se pasa. A lo largo de las carreteras se cruzan continuamente grupos de gente y animales que caminan decididamente, muchas veces descalzos, a la feria del pueblo cercano. Etiopía, con más de 100 millones de habitantes, es esencialmente agrícola, con un enorme potencial del sector primario, cercenado por la política gubernamental de control absoluto de las producciones de los campesinos y del comercio, la propiedad estatal de la tierra, las frecuentes deportaciones de grupos étnicos enteros, la ausencia de libre circulación por el país, por las trabas a las importaciones de bienes de equipo, la inseguridad jurídica de las inversiones extranjeras, etc.