Las consecuencias de la guerra en la infancia

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Las consecuencias de la guerra en la infancia

La guerra es una situación muy dura para todas las personas que la viven, pero afecta especialmente a los niños por su vulnerabilidad. No hablamos sólo de la falta de recursos para cubrir sus necesidades básicas y para acceder a alimentos y sanidad, sino también de las consecuencias psicológicas y los traumas que una situación de inseguridad y violencia les genera, así como de las enormes consecuencias sociales y educativas a largo plazo que ponen en riesgo su futuro.

En los conflictos bélicos los derechos humanos dejan de tenerse en cuenta, y los niños son las primeras víctimas porque no tienen la madurez necesaria para comprender lo que está ocurriendo, se encuentran indefensos y son un objetivo fácil de explotar y manipular. Los menores son víctimas de la falta de recursos, los bombardeos, la explotación, el reclutamiento de niños soldados, los abusos sexuales, la orfandad a temprana edad, las mutilaciones y asesinatos, y un largo etcétera de horrores que nadie debería sufrir. Además en muchos casos son utilizados para torturar, intimidar o castigar como táctica de guerra. Y no sólo se trata de las terribles situaciones que viven durante el periodo de guerra, sino las consecuencias a las que se tienen que enfrentar a posteriori, marcando el resto de su vida.

Consecuencias psicológicas y traumas.

Durante la guerra, muchos menores pierden a su familia, sufren violencia y se ven en situaciones de falta de recursos y seguridad. Todo esto produce traumas emocionales difíciles de superar que les acompañarán durante toda la vida. Según un estudio realizado por el Centro de Atención a Víctimas de la Tortura realizado a niños y niñas sirias, la mayoría reveló “un persistente temor, ira, falta de interés en actividades, desesperanza y problemas con el funcionamiento básico. De las casi 8.000 personas que participaron en la evaluación, el 15.1% reportó sentirse muy asustado y el 28.4% manifestó sentirse tan enojado que nada podía calmarlo; el 26.3% se sentía ”tan desesperado que no quería continuar viviendo“; y el 18.8% se sentía ”incapaz de llevar a cabo actividades esenciales de la vida diaria debido a sentimientos de temor, enojo, fatiga, desinterés, desesperanza o malestar“.

La respuesta emocional de los menores hacia las situaciones traumáticas vividas durante la guerra varían de unos a otros. Algunos responden con regresiones, evitación y negación, otros con culpa, y otros con rabia, conducta hostil y expresión de agresiones. Además, muchos niños sufren ataques de pánico, ansiedad, dolores físicos, trastornos del sueño y cambios en la personalidad. Todo esto se suma a que los menores interiorizan la violencia como forma de resolver conflictos y la desigualdad como forma de relación, lo cual perpetúa la violencia y la convierte en una espiral difícil de romper.

Todas estas heridas emocionales son muy complicadas de curar y cicatrizar, por eso es importante que los menores expuestos a conflictos bélicos no sólo curen las heridas físicas, sino que también reciban la atención psicológica necesaria para superar los traumas y consecuencias psicológicas de la guerra. Sin embargo, la guerra suele dejar tras de sí una situación de pobreza y falta de recursos que dificulta el acceso a este tipo de atención hasta mucho tiempo después.

Consecuencias sociales y educativas.

Los conflictos bélicos suelen impedir el acceso a la educación y trastornan el entorno de los menores, lo cual impide su desarrollo personal y educativo. Los colegios y universidades son en ocasiones el objetivo de los ataques o de secuestro de menores como reclutamiento de niños soldado, esclavas sexuales o para ser utilizados como moneda de cambio, por lo que las clases suelen suspenderse de forma indefinida. Además muchos niños se ven obligados a desplazarse a otras zonas seguras, dejando atrás sus hogares y enfrentándose al peligro del desplazamiento. Y si se ven obligados a emigrar a otro país, deben habituarse a un entorno con una nueva lengua y cultura que dificulta el aprendizaje y la adaptación al nuevo entorno.

Todo esto hace que las posibilidades de que los menores puedan acceder a un futuro prometedor y con oportunidades prácticamente se evaporen. La falta de acceso a la educación les impedirá acceder a trabajos cualificados, disminuyendo las posibilidades de salir de la pobreza cuando sean adultos.  Así, la guerra afecta al presente de los niños, pero también hace peligrar su futuro como adultos. 

Sobrevivir a la guerra para estos niños no es sólo sobrevivir al conflicto bélico, sino que es algo que tendrán que hacer toda la vida. Por eso ante estas situaciones lo mejor es prevenir los conflictos armados e intentar apoyar todo lo que sea posible a los niños que actualmente los están viviendo. Puedes colaborar con nuestros proyectos y mandar ayuda a los niños de Ucrania a través de nuestra Fundación. Puedes mandarnos tus datos y el importe a info@protectoraninos.org o hacernos un donativo a través de nuestra cuenta bancaria:

ES51-0081-0569-8500-01043307

Muchas gracias a todos los que nos apoyáis, vosotros lo hacéis posible.

Fuente: elDiario.es. Foto: Visar Kryeziu – AP

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