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Los inicios de la educación física en España (1881 – 1905) por Juan Félix Rodríguez Pérez
Actualmente, es de conocimiento popular que una de las claves para vivir más y mejor es combinar la práctica de alguna actividad física con una dieta saludable y equilibrada en nuestro día a día. Así, la sociedad ha aceptado que la práctica moderada de ejercicio es esencial para mantener una buena salud tanto física como mental, especialmente en la infancia para tener un adecuado desarrollo infantil. Sin embargo, el exceso de ejercicio físico sin control y la obsesión por el culto al cuerpo producen el efecto contrario, provocando alteraciones orgánicas de difícil tratamiento. Esto no es nada nuevo, hace más de un siglo ya se producían excesos en las actividades físicas de los menores en espectáculos públicos con total normalidad. Por ejemplo, en una sesión nocturna en el Circo Price de Madrid, la niña Hahi-cha no fue capaz de finalizar el último ejercicio y cayó desmayada en el escenario. Los asistentes entonces comenzaron a protestar horrorizados: ¿dónde está la Sociedad Protectora de los Niños? Y es que ya entonces había un conocimiento general de la existencia de nuestra asociación, conocida por sus cientos de denuncias ante los actos de crueldad que se llevaban a cabo contra la infancia.
Con el objetivo de divulgar las verdades que hacen referencia a la salud de los niños y a su desarrollo físico, moral e intelectual, desde 1881 y hasta 1936, se comenzó a publicar el Boletín de la Sociedad Protectora de los Niños (BSPN), una de las primeras revistas de este tipo editadas en España y dedicada a tratar exclusivamente temas relacionados con la protección a la infancia. Entre estos temas estaba la higiene, la educación y el ejercicio físico, entre otros. Durante el último cuarto del siglo XIX, la revista destacó como divulgadora de las novedosas prácticas educativas que se estaban poniendo en marcha fuera de nuestras fronteras. Asimismo, la revista sostenía una fuerte crítica a los batallones infantiles, una actividad infantil entre la educación física y militar que no tenía ninguna justificación en la escuela y eran ajenos a la pedagogía. Además, los ejercicios realizados durante los batallones infantiles eran demasiado bruscos y duros, por lo que no eran desaconsejables para niños de tan corta edad.
Uno de los grandes colaboradores del BSPN fue el insigne pedagogo Pedro de Alcántara García, que defendía la educación integral y señalaba la importancia de la educación física en la escuela, aconsejando reducir el intelectualismo en la escuela y fomentar los juegos físicos y la actividad corporal. De la misma manera, recomendaba aumentar las horas de sueño de los niños y el tiempo dedicado al recreo y a la educación física, reduciendo proporcionalmente el dedicado a las clases y el estudio. También quería incluir en todas las instituciones educativas excursiones campestres, propiciar las colonias de verano, instalar sanatorios de mar y montaña y establecer campos de juego y piscinas públicas accesibles para todos los niños, pues siempre defendía la protección de las clases más humildes.
El BSPN tuvo un importante papel a la hora de defender la educación física en la sociedad madrileña, incluso con artículos a favor de la creación de una escuela para formar profesores de gimnasia y del reconocimiento legal de la educación física como disciplina académica. Su defensa de los juegos y las actividades físicas en plena libertad de los niños desde tempranas edades, su crítica a los batallones infantiles como medio de formación militar sin beneficios pedagógicos y su defensa por una educación integral para todos los niños fue un soplo de aire fresco en una sociedad atrasada y con escasa cultura como la de nuestro país en aquel momento. Así, el BSPN fue un importante instrumento de información, siempre fomentando la inclusión de los ejercicios físicos como algo inherente a todo el proceso educativo, que colaboró en el desarrollo social y la protección de la infancia desde el siglo XIX y durante todo el siglo XX.
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