Selira

Selira 

Selira tiene cinco años y parálisis cerebral. Como muchos niños en Etiopía, debido a la falta de cuidados pre y post parto. Su madre cuida de él y gracias a las misioneras tiene un pequeño trabajo de cocinera en la guardería.

Cuando terminamos de jugar con los niños de la guardería, se acercó su madre y lo dejó sentado en la “sombra” (edificio circular abierto por todos los lados donde tienen lugar todos los actos comunitarios). Le dimos un globo e intentó hincharlo, como había visto a los otros niños. A la primera no consiguió ni siquiera estirarlo. Siguió y siguió con gran esfuerzo, intentando cada vez hacerlo un poco más, mientras charlábamos. Al cabo de 15 minutos tenía una pequeña calabaza entre sus manos, y una sonrisa iluminó su cara cuando todos nos volvimos hacia él y aplaudimos.

La vida de Selira, como la de casi todos los niños de Etiopía, es eso, una continua lucha por hinchar el globo de un futuro incierto que al menor descuido o golpe de suerte se deshincha. Sería bueno que nuestros chicos tomaran conciencia de la situación de privilegio en que viven, pero eso solamente ocurrirá cuando los mayores asumamos que ni nuestra sociedad ni cada uno de nosotros puede desentenderse del porvenir de los Selira del mundo.

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