[helpme_fancy_title style=»avantgarde» tag_name=»h3″ size=»21″ line_height=»24″ color=»#782516″ font_weight=»inherit» letter_spacing=»0″ font_family=»none» margin_bottom=»10″ align=»center»] Stunting: Las consecuencias de la desnutrición infantil.
Stunting. Una palabra nueva que explica parte del subdesarrollo no solo económico, sino también humano de África. Significa retraso en el desarrollo de la persona, y se manifiesta no sólo en el aspecto físico (altura, peso), sino también en el desarrollo mental.
Los niños hasta los seis meses de vida son alimentados exclusivamente por la madre que, inexplicablemente dada su dieta alimenticia, elabora una leche que colma aceptablemente las necesidades del niño. A partir del sexto mes, los niños necesitan absorber nuevos alimentos y vitaminas. Empiezan a tomar papillas, pero, dado el entorno, estas papillas son escasas y casi exclusivamente de cereales, sin verduras o carne. Se produce entonces una carencia de vitaminas y también energética.
En ese momento de gran desarrollo del cerebro, el cuerpo tiene que optar sobre dónde dirigir los pocos elementos del que dispone, dando prioridad a la supervivencia en detrimento (stunting) del cerebro, produciéndose el retraso cerebral. A partir de los dos años este proceso de infradesarrollo cerebral es irreversible, quedando para toda la vida. La OMS calcula que unos 165 millones de niños están en riesgo de stunting, lo que supondrá una tremenda rémora para el desarrollo de los países.
En la misión de Andode, Igna y Tote han estudiado este fenómeno, estableciendo correlaciones con las circunstancias sociales, económicas, culturales, familiares, etc. Además, se afanan por enseñar hábitos de alimentación adecuados, introduciendo nuevos ingredientes alimenticios que se producen en las huertas promovidas por las misioneras. En estas huertas se cultivan alimentos ricos en vitaminas hasta ahora desconocidos en la zona: papaya, berenjenas, pimientos, acelgas, cacahuetes, etc. Esto es promover la esperanza.