[helpme_fancy_title style=»avantgarde» tag_name=»h3″ size=»21″ line_height=»24″ color=»#782516″ font_weight=»inherit» letter_spacing=»0″ font_family=»none» margin_bottom=»10″ align=»center»]Alberto António Waite, testimonio de un afortunado beneficiario por la Fundación Emiliani
Me llamo Alberto António Waite y tengo 21 años; voy contar algo de mi vida. En 2008, cuando falleció mi tío, me quedé sin nadie que se ocupara de mí; entonces estaba en 7º de Educación Primaria, en la Escuela Primaria Completa de 2º Grado, de Marrocanhe, en la zona del Aeropuerto.
Para mí la vida era dura, vivía solo, a veces pasaba hambre; y, entonces, me fui a vivir con mi madre; como me pegaba, volví a vivir solo en la casa que me dejó mi tío, y algunos días no iba a clase. Decidí ir a clase en bicicleta: ese mismo día me la robaron, y me quedé una semana sin ir a clase. Mis compañeros de clase quisieron saber qué me pasaba, así que se lo conté y decidieron ayudarme. Las primeras personas que me ayudaron fueron las profesoras Pear y Hezilda, y mis compañeros Bires, Siña y Alfonso; algunas veces colaboraba toda la clase.
Un buen día, llegó una policía y fue a hablar con la Dirección de la Escuela; no me lo esperaba, me llamaron y fui a hablar con ella. Me llevó consigo, fuimos a casa de mi madre, pero ella no estaba. Después fuimos al centro de la ciudad, al barrio llamado Ponta-Gêa, llegamos a la Oficina de Atención a la Mujer y Niños Víctimas de Violencia Doméstica, donde me quedé un tiempo.
Después me llevaron a un centro de Cruz Roja, donde estuve dos semanas, y entonces me trasladaron de la escuela en que estaba a la Escuela Primaria d de Ponta-Gêa, a la que solo fui dos días a clase. Por que Tía Odete, Jefa de la Oficina de Atención a la Mujer y Niños, me llamó para que conociese a los Padres: allí estaban el P. Chema y el P. J. Manuel; y ese mismo día me fui con ellos a vivir en el Lar S. Jerónimo: fue como empezar la vida de nuevo.
Volví a estudiar, con mucho empeño, en la escuela del Aeropuerto, mi antigua escuela. Terminé bien y entré en la Escuela Juan XXIII, donde cursé los cursos de 8º a 12º.
Mi llegada al Centro fue un reto; había chavales de diversas provincias, cada uno con sus costumbres, y tenía que relacionarme con gente muy diversa; pero los Padres estaban allí para enseñarme. Enseñaban que somos hermanos, nada de peleas, de robar, sobre todo nos enseñaban valores morales y culturales. Todo eso lo aprendí aquí, en el LSJ; y ahora, que ya he crecido un poco, me bauticé y confirmé aquí, en el Centro.
Estoy cursando una Licenciatura de Organización Regional, Distrital y Urbanística (PRDU, sus siglas en portugués) en la facultad de Economía y Gestión en la Universidad Católica de Mozambique (UCM). En el futuro, también me gustaría hacer un master.
Voy ayudando algo en el Centro, principalmente en lo que se refiere al área documental de mis compañeros, amigos y hermanos; me he encargado de las matrículas en las diferentes escuelas. También he dado una mano en el Centro en lo que se refiere a pagos en diversas instituciones: mensualidades en las escuelas y facultades, la luz (EDM) y el agua (FIPAG) entre otras. He aprendido mucho con P. Pedro.
Gracias a Dios y a los Padres Somascos estoy bien y me estoy formando. Lo agradezco de todo corazón a cuantos directa o indirectamente me ayudan. Gracias.
Alberto António Waite
4 de febrero de 2017